Sazona la carne con sal y pimienta, y colócala en una charola grande para hornear.
Limpia y retira las semillas de los chiles, ásalos ligeramente a fuego medio, asegurándote de no quemarlos (los chiles quemados hacen que el guisado tenga un sabor amargo). Remoja los chiles en una ollita con una taza de agua caliente durante 20 minutos. Asar la cebolla y el ajo y colócalos en tu licuadora.
Tostar el clavo de olor, las semillas de comino y los granos de pimienta negra. Colócalos en tu licuadora junto con los tomates asados, el orégano, mejorana, la cebolla, la canela y el vinagre.
Una vez que los chiles estén suaves, escúrralos, añádalos a la licuadora y licúa hasta que tengas una salsa suave. Agrega unas cuantas cucharadas de agua sólo si tu licuadora está teniendo dificultades para procesar la mezcla; sazona la salsa con sal.
Vierte la salsa sobre la carne, asegurándote de que esté cubierta por completo con la salsa, cubre la charola de hornear con papel de aluminio y refrigera durante la noche o por lo menos con 4 horas de anticipación, para permitir que toda la carne absorba los sabores.
Precaliente el horno a 350 º F. Hornea la carne durante unas 4 horas o hasta que esté suave.
Sirve la carne caliente con su caldo en tazones y decora con cebolla picada y cilantro. Puedes acompañar con tortillas calientes y una salsa picante. Cualquier sobrante lo puedes usar para hacer quesadillas de birria o cualquier otro antojo.
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